sábado, 25 de septiembre de 2010

Nuestro pasado no ha dado todo de sì




Me encuentro en Canadá, visitando la Provincia Jean Marie de la Mennais. Una invitación que recibí de su provincial el Hermano Gabriel, para palpitar junto a la vida menesiana de este gran país. He participado de la Asamblea de la Familia Menesiana que hace Reino por estas latitudes, y la apertura de corazón de nuestros Hermanos canadienses me ha está haciendo sentir  más profundamente Hermano.

¿Quién es el Hermano de la foto?  El Hermano Marius. En la foto estamos los dos solos, pero hay que descubrir junto a él una comunidad de Hermanos y un grupo de Laicos que llevan adelante una experiencia de misión que me ha confirmado el título de esta entrada de mi blog.

Sí, sin duda los Hermanos canadienses son hombres ya de una cierta edad, pero eso no le impide al Espìrtiu hacer surgir caminos nuevos para nuestro carisma. El contacto con los niños, con los jóvenes, con los laicos,... les está dando a estos Hermanos, jubilados de la 'clase' pero no de la vida,  un sentido al seguir entregándose a Jesús en medio de los niños y de los jóvenes, de una manera diferente.

"Village des sources" es un proyecto por el que han pasado durante el 2009, más de 600 niños y jóvenes. Trabajan con las escuelas  de los alrededores, que mandan a los cursos con dificultad para sembrar en ellos la esperanza. Los animadores de Village (incluidos nuestros hermanos) creen en la sabiduría de los pequeños.

Como sé que las entradas largas no se leen hasta el final, dejo aquí y  prometo incluir otra entrada en algún otro momento.

Cuanta vida puede dar el carisma si dejamos que el Espíritu nos sople al oído las nuevas formas de secundarlo a sembrar en los corazones de los preferidos de Jesús y de Juan María.

domingo, 12 de septiembre de 2010

La puerta siempre está abierta


La palabra de Juan María nos ayuda a entrar en sintonía con el evangelio de este domingo de la Misericorida.
Para poder reunir a las ovejas dispersas, hagamos experiencia personal de ese Dios que nunca desespera de nosotros. ¡Buen domingo!


Lectura: Lucas 15,1-7
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo entonces esta parábola: «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”. Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».


“Todos los días vemos, pobres ovejas descarriadas, que poco a poco se acercan al redil y que al final entran, porque en lugar de sentirse asustadas por los gritos, han oído una dulce voz que les decía: pequeña oveja, oveja muy amada, ven; la puerta siempre está abierta; el buen pastor, te creía perdida y su alegría ha sido grande cuando te ha encontrado; mira, tú huías y sus brazos permanecían extendidos y su boca no se ha abierto más que para evitar que te perdieras. La oveja rebelde, como “hechizada”, levanta la cabeza y no sabe bien lo que debe creer ni lo que debe hacer; va hacia la derecha y después hacia la izquierda, hacia delante y hacia atrás, duda, gira, de alguna manera, sobre sí misma; pero la voz habla constantemente: ovejita, oveja muy amada, ven; y Dios mediante, he aquí que acude, dubitativa, palpitante… ¿La ves? Dobla sus rodillas, baja su cabeza; se encuentra a los pies de quien nunca ha desesperado de ella.” Juan María de la Mennais


"Un hermano (un menesiano) es enviado como Jesucristo mismo lo ha sido, 
para reunir las ovejas dispersas de la casa de Israel" 
Juan María de la Mennais


lunes, 6 de septiembre de 2010

Un Padre muy actual




Estoy pasando este tiempo de la Gran Novena Menesiana (setiembre 2010) en la comunidad educativa de La Mennais de Montevideo. Doy gracias a Dios por esta posibilidad de estar entre los "pequeños" . 
El sábado pasado fuimos a Maldonado Nuevo junto con educadores, familias, alumnos y exalumnos para alegrar la tarde a los niños del barrio de esa  querida comunidad menesiana en Urugua.

Me llena de gozo poder ser miembro de esta Familia que, en lo sencillo, sin hacer mucho ruido, va sembrando Reino con  gestos tan sencillos.

Aprovecho este tiempo para seguir profundizando en el pensamiento de nuestro Padre Fundador. No dejo de sorprenderme de la actualidad de su palabra.  Comparto con ustedes una cita del conocido Jung, y a continuación algunos pensamientos de Juan María sobre el mismo tema. 

¡Me anima mucho tener un Padre Fundador, tan humano!

¡Feliz Novena para todos y que pronto la Iglesia 
reconozca que la Palabra y la Vida de Juan María 
son caminos de vida en el seguimiento de Jesucristo!

"No hay luz sin sombra ni totalidad psíquica exenta de imperfecciones…La vida no exige que seamos perfectos sino completos; y para ello, se necesita la ' espina en la carne', el sufrimiento de defectos son los cuales no hay progreso ni ascenso." Carl G.Jung

"Sed perfectos como vuestro Padre celeste es perfecto. Pero hay que tener cuidado y no imaginarse la perfección de un modo vago, y atormentarse inútilmente y falsamente por querer llegar a un estado que no es, ni puede ser, el del hombre sobre la tierra. Nada hay más peligroso que las ilusiones de este género. Exaltan la cabeza, secan el corazón, uno se agota en sutilezas sin término, uno se extravía en un laberinto que no tiene salida." Juan María de la Mennais

"Recordadlo bien, la perfección no consiste en no experimentar ninguna debilidad en nuestra voluntad, y en estar por encima de todas las miserias inseparables de nuestra condición aquí abajo. No consiste en hacer algo extraordinario o grande, sino que consiste en ser humilde, pequeño, dócil en la mano de Dios, en estar lleno de indulgencia y de caridad para con nuestros hermanos,…" 
Juan María de la Mennais