En la anterior publicación,
señalé la mezcla de tiempos, personajes, historias que el creador de este
cuadro ha hecho en su obra: Un par de judíos, vestidos como habitantes
mediterráneos del siglo I, que se encuentran con un cinco personajes
pintorescos que portan vestimentas del siglo XVI, pero que nos trasladan a un
relato contado en el Nuevo testamento (siglo I).
Pero, el artista no sólo nos sorprende con esta mezcla sino que también
nos invita a cambiar nuestra forma tradicional de ver la ‘realidad’.
Me explico.
‘Generalmente’, nosotros,
occidentales, tenemos una forma de leer nuestra escritura de izquierda a
derecha. Ya sabemos que no es así en todas las culturas, pero, nosotros, lo
hacemos así. Naturalmente, cuando nos encontramos ante una página, en este caso
un cuadro, la tendencia es comenzarlo a mirar de izquierda a derecha y no de
abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo.
Pero, en este cuadro, si queremos
comprender la historia que narra, el pintor nos obliga a cambiar nuestra forma
de ver la realidad, a dejar nuestra tradicional manera de ‘interpretar’ la vida.
Si lo hiciéramos de izquierda a
derecha, no entendemos mucho lo que pasa hasta que llegamos al extremo derecho.
Primero dos hombres centrados en unas monedas, luego un personaje maduro que
con cara de asombro se lleva la mano al pecho con la mirada fija hacia (¿?),
más tarde aparecen dos jovencitos, uno con el brazo sobre el hombre asombrado y
el otro sentado en un banco, para llegar al final a los dos caminantes que
señalan al hombre sentado con una bolsa de monedas en su mano que se pregunta
si es a él a quién están hablando.
Lo más lógico para leer esta
historia sería comenzar por la derecha: alguien que llama e invita a algo, un brazo extendido que está
apuntando al personaje de la mesa. Y este personaje se pregunta: ‘¿Es a mí a
quién se dirige?’
Queda claro que el pintor ha
cambiado nuestra manera de ver la realidad. Podemos decir que es casualidad.
Pero, sin ningún problema, el artista podría haber dispuesto los personajes en
el otro sentido. Nos quedaría mucho más cómodo a nuestra lectura.
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¿Tiene esto algún a razón de ser?
Podemos pensar que siempre que
Jesús entra a nuestra vida, nos provoca un cambio de mentalidad, de sentir y de
vivir. Para comprender la propuesta de Jesús, tenemos que dejar que nos rompa
los esquemas, nuestras formas fijas de ver la realidad y abrirnos a una nueva
manera de entender la vida.
¿Cómo aceptar los pensamientos de
Aquel caminante judío de Galilea si no
cambiamos nuestra forma de ver la vida? Este es el problema de muchos: no
llegar a comprender y a disfrutar de las enseñanzas del Maestro porque no
quieren cambiar su forma de lectura.
-‘Que los primeros serán los últimos.’
-‘El que quiera ser el primero que se haga el último de todos.’
-‘No he venido para ser servido sino para servir.’
-‘Denles ustedes de comer.’
-‘El que no tenga pecado que tire la primera piedra.’
- ‘Ven y sígueme.’
-‘¿Hasta cuándo tengo que perdonar?... hasta 70 veces siete.’
-‘Mi alimento es hacer la voluntad del Padre’.
Sigamos apoyándonos unos a otros
a pertenecer al grupo de los que desafían la forma habitual de ‘leer la vida’ porque siguen a otro
Maestro.
