En el mes de abril tuve la oportunidad de visitar a nuestros Hermanos de Uganda con motivo de la celebración de un encuentro internacional. Allí me ocurrió lo de siempre: En mi memoria quedaron grabados los recuerdos de los lazos estrechados con la gente del lugar, y en especial con los niños y jóvenes que tuve ocasión de conocer.
Estando de visita en uno de los colegios, los niños me volvieron a confirmar que el camino para SER HERMANO me lo enseñan los pequeños. La sencillez en la relación, la espontaneidad en el diálogo, la actitud de acogida, acercan corazones y disponen mejor para crecer en comunión.
No me olvidaré de Dungu, aquel pequeño intérprete, que me facilitó la charla con sus compañeros, repitiendo lenta y claramente las preguntas que la multitud de niños me hacían todos al mismo tiempo. Y sobre todo, tengo presente aquella última frase antes del adiós: "Brother, don't forget me!" "Hermano, no me olvides!" Me hizo acordar las palabras de nuestro Fundador: "Hermano, ¿dónde estás?" Hay muchos "Dungu" que necesitan un HERMANO.
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