viernes, 20 de agosto de 2010

Señor, no permitas que me acostumbre

Señor, te pido que eduques mi corazón 
para que me deje interpelar por estas situaciones, 
al punto de que tus palabras: 
"Dejen que los niños vengan a Mí", 
no sean un simple slogan en mi vida. 

Que me desviva para que los pequeños no sufran 
las diferentes formas de esclavitud de nuestro siglo,  y
disfruten de una infancia en la que puedan 
jugar, aprender, amar y ser amados.

Señor, no permitas, 
que me resigne a vivir una vida acomodada.
Sigue guiando mis pasos, 
para que la palabra Hermano 
evoque lazos concretos con los pequeños.

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