martes, 3 de julio de 2018

YO TENGO UN SUEÑO...


                                                                  


“A veces, terminamos por renunciar a nuestros sueños  
Tenemos demasiado miedo, 
y algunos de nosotros   hemos dejado de soñar. .
A veces, no tenemos ni la oportunidad 
de continuar soñando.”
(Instrumentum laboris, 41)


En el documento de trabajo para el próximo Sínodo en el mes de octubre, los jóvenes piden que nos dispongamos realmente a la escucha.


Pensar que un joven renuncie a sus sueños, que no encuentre oportunidades para soñar, o peor aún, que haya bloqueado conscientemente su capacidad de soñar es un contrasentido en relación con la identidad del joven, y es condición para que la Iglesia y el mundo se empantanen en las arenas del statu quo, del conformismo y del escepticismo. 


Que un/a joven no sueñe le corta las alas a la utopía del Reino, y nos condena a creer que lo que hemos conseguido es su mejor expresión. Si los jóvenes dejan de soñar, ¿cómo encontrar caminos para desatar los nudos que nos mantienen prisioneros de estereotipos culturales, congregacionales, eclesiales, que no dejan emerger nuevas formas de ser “humanos” según las claves del Sermón de la Montaña?


La incapacidad de soñar es síntoma del miedo al futuro. La consecuencia de no abrirse a la posibilidad de otro mundo acentúa la cultura de la indecisión. Cuando no se pueden imaginar otras alternativas, se desdibuja el norte y, en consecuencia, da lo mismo elegir uno u otro camino. También, al anular la destreza de soñar, el joven corre el riesgo de desinteresarse de descubrir la pasión que lo habita, a través de la cual ser más él mismo (ella misma) y así colaborar al cambio.



Cuando se deja de soñar a la manera de Jesús, el conocimiento, la ciencia, la educación, … no se las pone al servicio del bien común, sino que se transforman en medio para la promoción individual. Al renunciar a soñar, se pierde el vínculo entre la verdad y la caridad, y se aleja la convicción de que toda persona es mi hermano.



Yo tengo un sueño... 

Sueño con  escuelas y comunidades menesianas 
donde se enseñe a soñar, 
donde se habilite a los jóvenes a continuar soñando.

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