“Los Magos,
por su fidelidad a la gracia,
merecieron
adquirir una comprensión muy clara
de este gran
misterio de la venida del Salvador;
era el tema
habitual de sus pensamientos,
así como el
objeto más querido de sus deseos y esperanzas.
Habiendo
observado en el cielo una estrella milagrosa,
Dios les
iluminó interiormente y se acordaron que,
según la
expresión misma del Señor,
una estrella
nacerá de Jacob;
nunca
dudaron de que el prodigio del que eran testigos
no fuera el
signo de la venida del Mesías
que disipará
las tinieblas que cubrían la tierra,
y que
llevará la salvación y la paz a todas las naciones.
Así pues, se
apresuran a buscarle
para
ofrecerle sus respetos y adoración;
se van sin dudarlo,
dejando a
sus parientes, sus bienes y su país,
y ninguna
consideración humana puede detenerlos.” (Juan María de la Mennais, Sermón sobre la Epifanía)
BUSCADORES DE DIOS.
Estos Magos están atentos a los signos. Observan el cielo:
pertenecían, quizás, a una religión de Persia o de la India, para la cual el
universo es divino, habitado y animado por un soplo divino y por un fuego
misterioso. Estos paganos son unos «buscadores de Dios», unos hombres
religiosos que creen en el lenguaje de los signos y que se dejan guiar por
estos signos, como ellos mismos lo explican al llegar a Jerusalén: «¿Dónde está el rey de los Judíos que acaba
de nacer ? Hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo» (Mateo
2.2).
EL SIGNO DE LA ESTRELLA.
« Habiendo observado en el cielo una estrella milagrosa… »
Juan María de la Mennais
El análisis científico del mundo no excluye del todo su dimensión
simbólica: los hombres tienen libertad para ver signos en el universo, y no
sólo objetos. Ésta es la experiencia básica de la belleza del mundo, como una
puesta de sol que colorea las montañas o un amanecer sobre el mar. Este descubrimiento de la belleza del mundo
está al alcance de cada uno de nosotros. Incluso en los momentos de prueba,
recibimos signos: signos recibidos, es decir, que no los hemos hecho nosotros.
Nos aparecen, como la estrella a los Magos.
«Se acordaron que, según la expresión misma del Señor, nacerá una
estrella en Jacob.»
Juan María de la Mennais
La segunda señal a la que respondieron los Magos, son las Escrituras
judías, y especialmente el mensaje de los profetas que anunciaban desde hacía
siglos la llegada de un Mesías en la tierra de Israel, concretamente en Belén,
la ciudad del rey David. « Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la más pequeña
entre las ciudades de Judá, porque de ti nacerá el jefe que gobernará a mi
pueblo » (Miqueas 5.1).
No es del todo imposible que unos paganos hayan tenido conocimiento de
estas Escrituras judías y que hayan entendido lo esencial: Dios se compromete
en favor de su pueblo. Le presenta un futuro.
EL TRABAJO DE LA CONCIENCIA.
«Dios les ilumina interiormente…»
Juan María de la Mennais
Estos hombres se parecen a nosotros: no habrían podido seguir la
estrella, ni responder a la llamada de las Escrituras, si no se hubieran
sentido conmovidos profundamente por esa señal y por esas palabras. Para
descubrir y realizar la verdad, no basta con darse cuenta de lo que pasa por
encima de nosotros, hay que buscar en nuestro interior la Presencia que nos habita y dejarnos guiar por ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario